Como pequeños superhéroes
nos enfrentamos en la vida
a historias inacabadas,
incomprensibles
y de apagado color.
Nos convertimos en música,
en cada letra que escribimos,
y terminamos llorando
en la búsqueda
de una natural razón.
Pero el frío termina,
siempre desaparece,
todas esas palabras enamoradas
acaban en simples aviones de papel
y sólo defienden a capa y espada
un azul casi transparente.