lunes, 27 de julio de 2009

Una tarde cualquiera



Las sonrisas son de terciopelo
los besos golpean el cristal
pidiendo asilo.
Los párpados se estremecen
por el roce del viento y mis
brazos se abren para recibir
tu consuelo.
Las hojas caen sobre tu pelo,
y una gota de lluvia marca
el fin de nuestro camino.
He necesitado tenerte tanto
tiempo que no me importa
tener que esperar la tarde
correcta.
Pero ten en cuenta que anoche
soñé con este momento y
sinceramente hoy pensaba
hacerlo realidad.

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