Ya se mi destino, ya se que nunca encontraré
el amor, tendré que aprender a vivir solo.
Pero esto sigue siendo una lucha continua
entre la razón y los sueños.
Pese a saber la realidad de mi futuro, uno
nunca deja de relacionar que todos estos años de
soledad son el camino hacia algo en lo que creer.
Me engaño con mentiras, sueño con maravillas
e invento felicidad.
Todo esto quizás sea por la fuerza que
tiene mi ser de intentar borrar este
destino y luchar por una plenitud vital.
Porque cada noche de lluvia vuela mi
imaginación, mis sueños intentan cobrar vida
y todo es tan bonito, todo es tan perfecto que
acabo con la ilusión a flor de piel.
Pero una persona como yo no se derrumba ante
tal situación, seguiré mi camino y forjaré las bases
de un solido destino donde asentarme, donde
cada sentimiento de debilidad hacia el amor
no afecte a todo mi ser.
Quizás algún día abra la puerta menos esperada
y toda esta filosofía de vida altamente relacionada
a mí desaparezca desparezca, quién sabe todo es un misterio.
A mi por el momento solo me queda seguir dejándome
llevar en esas noches de lluvia que mantienen mi
corazón vivo creando sueños por los que
latir.
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